Y a mí, ¿cuándo me toca? : Generación X
Por: Ángeles Alcázar, socia directora Observatorio GT
El pasado 26 de enero, en La Universidad Corporativa de Ferrovial SUMMA, dentro del segundo foro del «Observatorio Generación y Talento», la generación X -también denominada “jóvenes maduros”- nos trasladaron en primera persona cuáles son sus los valores, creencias, motivaciones, fortalezas y debilidades, con la finalidad de encontrar las palancas para activar la gestión del talento intergeneracional.
Posiblemente sea la primera generación mejor formada de nuestro país, donde su trayectoria vital adquiere una gran relevancia, con la incorporación de la mujer al mundo laboral. En las familias aparecen por primera vez las carreras duales. Esta generación se ha enfrentado al equilibrio de su vida personal y familiar, donde su esfuerzo y sacrificio ante una realidad distinta no ha cumplido con sus exceptivas de la recompensa esperada.
Ellos se autodefinen como adaptables al cambio, autoexigentes, comprometidos, aprendedores, responsables, versátiles, resilientes, respetuosos, agobiados, miedosos, trabajan en la búsqueda de la excelencia, saben trabajar en equipo, se automotivan, con espíritu de sacrificio, con fuertes valores y se consideran una generación puente, capaz de interactuar con los Baby Boomers y la generación Y. En definitiva, una generación tan comprometida con el esfuerzo que se encuentra atrapada entre sus responsabilidades familiares y las del trabajo, que se ha olvidado de cuidarse como personas, como individuos, se han olvidado de su YO.
¿Cómo son? ¿Qué les Motiva? propósitos, intereses, convicciones, metas etc…
Esta generación tan exigente consigo mismo se ha adaptado a los tiempos y a sus nuevas exigencias, donde los avances tecnológicos han impactado en las nuevas formas de trabajo. Son los que conocemos como los “emigrantes informáticos”. En muchos casos han tenido la sensación de encontrarse fuera de juego, pero en su búsqueda por la excelencia se han adaptado al cambio, no sin enfrentarse a los miedos del “mundo tecnológico” y la Globalización.
Tienen la sensación de vivir en el mundo de lo efímero: “Actualmente el mundo va demasiado rápido, como las cintas de los aeropuertos, si te estas quieto vas hacia atrás”, comentaba alguno de los participantes en el Focus Group de esta generación. Estos jóvenes maduros pertenecen a dos momentos distintos, han jugado en la calle y están en la web, son los eternos resilientes.
Esta generación posiblemente se encuentra en el punto máximo de su carrera profesional, pero al mismo tiempo se encuentran atrapados entre sus responsabilidades profesionales y su responsabilidad como padres. Se consuelan pensando que el tiempo dedicado a sus hijos es de calidad, pero teniendo como referencia a sus padres, se sienten preocupados porque el tiempo que les dedican no es el suficiente.
Dentro de sus valores empresariales destacamos la formación, la experiencia, su sentimiento de cultura empresarial, compromiso, se involucran en su trabajo, son responsables y se sienten orgullos al realizar su trabajo con honradez.
Admiran a los líderes que aportan experiencia y conocimiento, a las personas emprendedoras, pero al mismo tiempo les gusta transmitir su conocimiento a las nuevas generaciones y tener la sensación de que han ayudado a alguien en su trabajo
En definitiva, se encuentran satisfechos con el trabajo bien realizado y, por ello, no reparan en el esfuerzo y el trabajo, aun con miedo de no haberse dejado en el camino los valores que les trasmitieron sus mayores y quienes más les importa: la familia. Una generación que se ha olvidado del YO; se han olvidado de pensar o darse un tiempo para ellos mismos.